jueves, 1 de octubre de 2009

Contratos,recursos naturales y desarrollo

(Artículo sobre la necesidad de renegociar los contratos, aprovechando los recursos naturales para el desarrollo del Perú)
Pedro Frankle (*)Fuente: Diario La República

Uno de los temas que ha entrado con fuerza en el debate electoral es el del cambio de condiciones bajo las cuales operan las grandes empresas, principalmente extranjeras, que explotan recursos naturales como el oro, el cobre, el petróleo y el gas. Se han propuesto dos formas para este cambio de condiciones: la primera es establecer nuevas reglas tributarias, tales como las regalías mineras o el impuesto a las sobreganancias; la segunda es renegociar los contratos. El Partido Socialista, el P. Nacionalista de Humala y el Frente de Centro están entre los que tienen propuestas de este tipo. Unidad Nacional y el Apra se oponen a cualquier cambio. Una de las características del Perú es precisamente tener abundancia de estos recursos naturales. Pero como lo muestra nuestra historia, eso no ha sido ninguna garantía de desarrollo. A nivel internacional, diversos estudios económicos indican que los países con muchos recursos naturales tienden a crecer menos que los que no poseen tantos recursos.

Para los economistas, esta es una gran paradoja: ¿cómo es posible que quien tiene más riquezas –en este caso naturales– no le vaya mejor económicamente? Las explicaciones sugeridas por quienes han estudiado el tema son tres: que hay una apropiación privada de esos recursos debido a gobiernos corruptos, que los esfuerzos de las empresas privadas se orientan más a capturar las rentas que otorgan esos recursos naturales que a buscar una competitividad basada en progreso tecnológico, y que estos recursos tienen condiciones de mercado inestables que llevan a fuertes crisis económicas en los países. La historia peruana indica que, efectivamente, los beneficios de la explotación de los recursos naturales se concentran en muy pocas manos, a pesar de que esas riquezas nos pertenecen a todos.

Quienes defienden el status quo y quieren que las cosas sigan como están, suelen utilizar el argumento de que cambiar la situación ahuyentaría la inversión. Efectivamente, todo cambio tiende a generar incomodidad, y a los inversionistas les gusta que les cobren pocos impuestos para así obtener las mayores ganancias posibles. La cuestión es que para el país es más costoso aun quedarse para siempre estancado en la situación actual, permitiendo que nuestras riquezas naturales se vayan agotando, dejando muy poco o nada de aporte al desarrollo nacional.

Por otro lado, el argumento conservador de que no se puede plantear una renegociación de los contratos porque perdemos credibilidad es totalmente hipócrita: las grandes empresas han planteado decenas de modificaciones a los contratos y leyes en su favor, incluyendo algunas con “nombre propio” como el decreto supremo que se ha dado para favorecer a Doe Run y permitirle que siga contaminando el aire y envenenando a los niños en La Oroya.

Nuestro país requiere una mejor distribución de los ingresos, en particular de los provenientes de recursos naturales. El Estado debe cumplir un rol clave en ese sentido, captando esos recursos y destinándolos con eficiencia a mejorar la educación, la salud y la protección social, y promover el desarrollo de las pequeñas empresas, el agro y las zonas más pobres del país. Como dicen todos los candidatos, es hora del cambio, pero un cambio fundamental e ineludible debe ser el aprovechar mejor nuestros recursos naturales a favor del desarrollo nacional.

(*) Miembro Colaborador del Comité Editorial del diario La República.