martes, 29 de septiembre de 2009

Perú cierren el establo

Los honorables por Manuel González Prada, Bajo el oprobio, 1914

Viernes 18 de septiembre de 2009

Al atravesar la plazuela de Bolívar (operación que rara vez efectuamos por miedo a los núcleos infecciosos) nos asalta el deseo de coger una brocha, saturarla de alquitrán y escribir en los muros de las dos Cámaras: AQUI SE NECESITA UN ARGUEDAS.

No logrando satisfacer el buen deseo, nos decimos interiormente: ¡Bienaventurados los tiempos en que la muchedumbre se arme de azotes y lance fuera de la ciudad a las dos hordas acantonadas en la plazuela de Bolívar!

¿Qué es un Congreso peruano? La cloaca máxima de Tarquino, el gran colector donde vienen a reunirse los albañales de toda la República. Hombre entrado ahí, hombre perdido. Antes de mucho, adquiere los estigmas profesionales: de hombre social degenera en gorila politicante. Raros, rarísimos, permanecen sanos e incólumes; seres anacrónicos o inadaptables al medio, actúan en el vacío, y lejos de infundir estima y consideración, sirven de mofa a los histriones de la mayoría palaciega. Las gentes acabarán por reconocer que la techumbre de un parlamento viene demasiado baja para la estatura de un hombre honrado. Hasta el caballo de Calígula rabiaría de ser enrolado en semejante corporación.

¿Ven ustedes al pobre diablo de recién venido que se aboba con el sombrero de pelo, no cabe en la levita, se asusta con el teléfono, pregunta por los caballos del automóvil y se figura tomar champagne cuando bebe soda revuelta con jerez falsificado? Pues a los pocos meses de vida parlamentaria se afina tanto y adquiere tales agallas que divide un cabello en cuatro, pasa por el ojo de una aguja y desuella caimanes con las uñas. Ese pobre diablo (lo mismo que sus demás compañeros) realiza un imposible zoológico, se metamorfosea en algo como una sanguijuela que succionara por los dos extremos.

El congresante nacional no es un hombre sino un racimo humano. Poco satisfecho de conseguir para sí judicaturas, vocalías, plenipotencias, consulados, tesorerías fiscales, prefecturas, etc; demanda lo mismo, y acaso más, para su interminable séquito de parientes sanguíneos y consanguíneos, compadres, ahijados, amigos, correligionarios, convecinos, acreedores, etc. Verdadera calamidad de las oficinas públicas, señaladamente los ministerios, el honorable asedia, fatiga y encocora a todo el mundo, empezando con el ministro y acabando con el portero. Vence a garrapatas, ladillas, pulgas penetrantes, romadizo crónico y fiebres incurables. Si no pide la destitución de un subprefecto, exige el cambio de alguna institutriz, y si no demanda los medios de asegurar su reelección, mendiga el adelanto de dietas o el pago de una deuda imaginaria. Donde entra, saca algo. Hay que darle gusto: si de la mayoría, para conservarle; si de la minoría, para ganarle. Dádivas quebrantan penas, y ¿cómo no ablandarán a senadores y diputados?

El representante ingenuo que se disculpaba por haber votado mal por insinuación u orden del Jefe Supremo, dio la nota justa, reveladora de la sicología parlamentaria: diputados y senadores se consideran ellos mismos como parte de la servidumbre palatina. Habiendo, pues, un Ejecutivo, no se necesita un Legislativo. Pudiendo entenderse con el señor, no se trata con los lacayos. Entonces ¿para qué los congresos? ¿Para qué las discusiones de pedantes y fraseólogos que al oírse hablar creen sentirse pensar? ¿Para qué las luchas encarnizadas entre minorías y mayorías? Lo que alguien dijo de los abogados cuadra mejor a los parlamentarios. Gobiernista y oposicionista figuran las dos hojas de una misma tijera: se embisten con furia, mas no se causan daño. Quien sale cortada es la Nación.

Y sin embargo, esas gentes se gratifican el honorable con un tupé inverosímil y una prodigalidad asombrosa. Honorabilidad de honorables, tan evidente como la blancura del tordo, la ligereza de la tortuga, el buen olor del añás.

“Señor honorable, tiene usted el uso de la palabra”, dice un trujimán de presidente congresil, dirigiéndose al recomendable sujeto que hizo dar o dió un esquinazo, medró con los deslices de una mujer o supo en una tesorería cargar con el santo y la limosna. Uno se pregunta ¿esos individuos hablan seriamente o se burlan de nosotros?

Billinghurst fue derrocado ignominiosamente por haber concebido el propósito de celebrar un plebiscito para decidir si convenía la renovación total del Congreso. Sin duda le infundieron náuseas los mismos hombres que trasgrediendo las leyes y cediendo cobardemente a la imposición de las turbas, le habían nombrado Jefe Supremo. ¿Se le tachará de ingrato? Hay servicios que no engendran agradecimiento ni crean amistad: a ciertos servidores se les tira la moneda, no se les tiende la mano. Al presenciar la degradación de unas Cámaras donde los hombres mienten como gitanos y se venden como chinos, el verlas saltar de oposicionistas a gobiernistas y caer de rodillas ante un coronelillo de similor para conferirle el generalato en recompensa de haberlas traicionado, pisoteado y abaleado ¿quién no lamenta la caída prematura de Billinghurst? Sus mismos derrocadores se hallan arrepentidos y con gusto desharían su obra: palpan que al hacer la revolución se pusieron contra el desinfectante y a favor de los microbios. El hombre que hoy se levantara en armas, invadiera Lima y barriera con Legislativo, Ejecutivo y Judicial, merecería una estatua de oro.

Porque en todas las instituciones nacionales y en todos los ramos de la administración pública sucede lo mismo que en el Parlamento: los reverendísimos, los excelentísimos, los ilustrísimos y los useseñorías valen tanto como los honorables. Aquí ninguno vive su vida verdadera, que todos hacen su papel en la gran farsa. El sabio no es tal sabio; el rico, tal rico; el héroe, tal héroe; el católico, tal católico; ni el librepensador, tal librepensador. Quizá los hombres no son tales hombres ni las mujeres son tales mujeres. Sin embargo, no faltan personas graves que toman a lo serio las cosas. ¡Tomar a lo serio cosas del Perú!

Esto no es república sino mojiganga.

(Enviado por Herbert Mujica Rojas)

Meditaciones sobre el salto al vacío

(Artículo sobre el miedo de los grupos de poder ante la reivindicación de los sectores olvidados)
Guillermo Giacosa (*)
Fuente: Diario Peru21

Hay expresiones que me producen estupor. Cuando alguien dijo, tras el Informe de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación, que no había que abrir las heridas, quedé pasmado sin entender cómo alguien podía pensar que las heridas de los damnificados habían cicatrizado.


Me pareció un argumento perverso que ocultaba prejuicios clasistas y la aviesa intención de tapar lo evidente. Porque de eso se trata cuando los grupos de poder opinan: de ocultar lo evidente, de maquillarlo o de decirnos que siempre puede haber algo peor que ellos manejando el mundo.


La última frase que me dejó perplejo la pronunció la candidata Lourdes Flores, de cuya buena voluntad y honestidad intelectual no dudo, pero a la que la vorágine de esta campaña electoral no le permite hilar fino. Dijo, refiriéndose a quien parece ser su más importante contrincante, que: "Votar por Humala es un salto al vacío" (cito de memoria sin alterar el sentido).


La prensa reprodujo esta expresión que ya otros políticos y periodistas habían utilizado. Caer al vacío es la esencia de la idea. Veamos: Para caer es requisito estar reposando sobre una superficie firme, de otro modo, pasaríamos de un vacío a otro.


¿Quiénes, en el Perú de hoy, están asentados sobre una superficie firme? Los grupos de poder que, históricamente, ocuparon esa suerte de zona de seguridad a la que, por falta de espacio, no tienen acceso todos los que quisieran estar en ella. Cuando se dice "salto al vacío" se está evocando una figura que atemoriza a aquellos que tienen dónde asentarse y de qué asirse.


Estos bienaventurados, como es lógico, tienen horror al vacío y se aferrarán con fuerza a quien represente la posibilidad de seguir en tierra firme. ¿Y los otros? Ese electorado que Lourdes trata de conquistar caminando por pueblos jóvenes y sitios olvidados, ¿tienen ellos, viviendo en el más dramático de los vacíos, una idea de lo que puede significar un salto en esa dirección?


No entiendo cómo se puede pretender que un concepto que puede ser una invitación a emprender una aventura que no puede ser peor que la actual, se utilice creyendo que con ello se infunde temor. ¿Qué les está diciendo? "Si vota por Ollanta perderá sus esteras, sus tres cacerolas y esa hermosa sartén que acaba de recoger en su última visita al basurero". No lo veo muy convincente.


El sector social que acompaña a Lourdes, como ocurrió con el Fredemo en la elección de 1990, se expresa desde una perspectiva clasista de la que los grupos de poder parecen incapaces de despojarse, aun al precio de la derrota, como ocurrió con Vargas Llosa.


Además, quienes compartimos el espacio llamado clase media, con ladrillos alquilados en lugar de esteras, lavarropas en cuotas y agua a domicilio, habitamos un vacío llamado incertidumbre. ¿Estaremos desempleados mañana, como nuestro primo, nuestro cuñado y nuestro vecino lo están hoy?


Ese vacío de los sectores medios no encuentra respuestas en ningún proyecto del orden establecido. "Ahuyenta las inversiones", opinan, y nosotros sabemos que lo que a ellos les ahuyenta las inversiones a nosotros nos ahuyenta la vida.
Creo que la idea de salto al vacío es menos espectacular, pero políticamente tan inoportuna como las opiniones de los progenitores de los candidatos.


(*) Renombrado Presentador de Televisión, Cronista y Ensayista Argentino, Columnista colaborador del diario Peru21.

La verdad sobre el ídolo de Hugo Chávez

Por Rodolfo Vargas Rubio


El nombre de Simón Bolívar es sacrosanto en Venezuela y otros lugares de América, y Chávez lo ha empleado para ponerle etiqueta a su propio régimen: “bolivarismo”. Sin embargo, la figura del “Libertador”, líder de la independencia hispanoamericana, está siendo sometida a una fuerte revisión de la que no sale bien parado. El peruano Herbert Morote, en su Bolívar: libertador y enemigo número 1 del Perú, es taxativo. Simón Bolívar (1783-1830) fue un dictador militarista, opuesto a cualquier limitación legal de su poder; arbitrario, que impuso en las tierras americanas unas divisiones artificiales que fueron germen de guerras fronterizas; racista, que cargó a los indios con un impuesto especial y volvió a implantar la esclavitud para los negros; masón, que utilizó a la Masonería para escalar al poder y después la prohibió en Venezuela para no ser derribado por ella. El mito se deshace.


El mandamás del Orinoco –cuya insoportable e insolente verborrea tuvo el regio tino de atajar el sucesor y descendiente de los antiguos señores de dos mundos– ha puesto de moda la figura de Simón Bolívar, aureolado con el título de “Libertador” por haber contribuido decisivamente a la independencia de varias naciones sudamericanas de la soberanía española. Hugo Chávez ha rebautizado a su país como República Bolivariana de Venezuela. Se dice también que Bolívar –o más bien su espectro, cual otro convidado de piedra– es un habitual comensal suyo, para el que hace preparar un cubierto de honor en la mesa presidencial. El prócer caraqueño representa, en fin, el ideal de una suerte de Estados Unidos de Sudamérica, que quiere llevar a la práctica su devoto hierofante. Cabe, pues, preguntarse quién fue el hombre en cuyo honor fue bautizado un país (Bolivia), distinción exclusivísima que comparte sólo con Cristóbal Colón y Cecil Rhodes –epónimos respectivamente de Colombia y la antigua Rhodesia (hoy Zimbabwe)– y que sólo cede en importancia a la que honra la memoria de Amerigo Vespucci, cuyo nombre de pila lleva el Nuevo Mundo.


El incienso y la ceniza


La historia de Simón Bolívar está envuelta en las volutas del incienso hagiográfico. Desde muy niños se enseña a una gran parte de los sudamericanos a venerar al Libertador. Sucede como con George Washington para los estadounidenses, pero hasta cierto punto es normal. En el Viejo Mundo, la mayor parte de las civilizaciones hunden sus raíces en el mito, que explica muy bien sus orígenes a través de personajes remotos en el tiempo, que pertenecen más a la leyenda que a la historia, aunque en el fondo ésta se explica mejor por aquélla: Cécrope, Eneas, Rómulo, Faramundo, etc. Los países americanos tienen una historia propia, como tales, relativamente reciente, que no se remonta más allá de unos doscientos años. Han tenido que afirmarse creando su propia mitología y su imaginario
correspondiente (los símbolos patrios son en ellos algo sacrosanto, que nadie se atrevería a profanar como se hace en España). Bolívar, pues, es el héroe fundador y, como tal, es acreedor del respeto y la veneración generales, que ninguna sombra debe obnubilar.

El problema es que la nuestra es una época de rigor histórico y hoy ya no hay monstruos sagrados. Las reputaciones mejor consolidadas perecen diseccionadas por el bisturí del investigador. Eso es lo que ha pasado justamente con Bolívar en un reciente libro del historiador peruano Herbert Morote, que desmitifica al ídolo de Chávez con bastante crudeza, aunque con datos difícilmente contestables. Cierto es que el Perú no puede estar muy demasiado agradecido a uno de sus “Libertadores”, que cercenó gran parte de su territorio para cedérselo a otras naciones recién creadas por él y en cuyo honor su delfín, Antonio José de Sucre, acabó amputándole el inmenso territorio del Alto Perú para crear la artificial república del Altiplano andino. Podría decirse que aquí habla más el celo patriótico que la aséptica frialdad del científico, pero cuando se considera que Bolívar organizó la Sudamérica independiente con absoluto desprecio de la tradición histórica y de las circunstancias geográficas y sociales, y que aquí hay que buscar la raíz de la mayor parte de conflictos fronterizos que han enfrentado a las distintas repúblicas del subcontinente y de los contenciosos que aún persisten, la cosa cambia.

Los españoles tuvieron la inteligencia de fundar sus virreinatos, audiencias y capitanías respetando en lo posible las circunscripciones precolombinas. El Virreinato del Perú, el más importante del Imperio Hispánico, se asentaba más o menos sobre el antiguo ámbito territorial del Tawantinsuyu o Imperio Incásico. Bolívar se encontró con que los peruanos, en realidad, no estaban muy convencidos de independizarse de España a pesar de la proclamación hecha por el argentino José de San Martín en 1821 desde el balcón municipal de Lima. Así que se decidió a intervenir, pensando, no sin razón, que la independencia del resto de Sudamérica no estaría segura hasta que no se consolidase la peruana, lo cual obtuvo con las victorias de Junín y Ayacucho de 1824 y la rendición de los Castillos del Callao, obtenida, tras inauditos esfuerzos, del valeroso general español Rodil (cuya gesta es parangonable a la del Alcázar de Toledo), que hizo flamear el pabellón español en Sudamérica y acuñó moneda con la efigie del Rey de España hasta nada menos que 1826. La política bolivariana desmembró parte del Perú, entre otros motivos, para evitar que pudiera alzarse este país en su antigua preponderancia y tuviera veleidades nostálgicas de España.


Caudillismo y despotismo


Otro aspecto que emerge hoy con carácter polémico en torno a Bolívar es el caudillismo militarista, mal endémico de toda Hispanoamérica. Es, por supuesto, evidente que en situaciones de especial gravedad política y social, se hace necesaria lo que nuestro Donoso Cortés llamaba la concentración del poder. El período emancipador ofreció a los militares americanos más avezados la ocasión de ejercer una efectiva dictadura con el objeto de consolidar una situación nueva y fluctuante, en medio de un río revuelto propicio a las aventuras más descabelladas. No todos, sin embargo, creían en esta solución, que tenía el peligro de institucionalizarse (como así fue en no pocos casos) y de someter a las nuevas naciones a un control mucho más oneroso que el del “yugo” español.

San Martín, por ejemplo, a quien todo el mundo reconoce su honradez y su nulo afán de protagonismo, no era partidario de soluciones caudillistas. De hecho, pensaba que la mejor forma de gobierno era la monarquía, por la estabilidad institucional que este sistema garantizaba en su opinión. Por eso, una vez proclamada la independencia del Perú, se puso a buscar rey para este país, al que consideraba clave para el equilibrio de toda Sudamérica. Es sabido que, animado por su secretario Bernardo de Monteagudo, envió una delegación a Europa en búsqueda de un príncipe que pudiera ceñir la corona perulera (la misión García del Río Paroissien). El proyecto no prosperó y queda como tema apasionante de elucubraciones futuribles del tipo “¿qué habría pasado si Luis XVI no hubiera sido capturado en Varennes”?

Bolívar, en cambio, con su ejemplo como dictador, inauguró una tradición de gobiernos de facto personalistas que lastró gravemente el normal desenvolvimiento político del continente y aún pesa, teniendo entre sus recientes exponentes precisamente a Hugo Chávez, de quien no nos olvidemos que fue golpista en 1992, contra el gobierno del presidente de entonces Carlos Andrés Pérez, y que conduce actualmente Venezuela con mano dictatorial, como digno epígono de los Somozas, los Trujillos, los Duvalier, los Velascos y los Castros.

No puede soslayarse tampoco el hecho de que Bolívar fue racista, cosa que hace extrañamente paradójica la idolatría que le profesa el que se ha erigido en actual paladín del neoindigenismo, el mismo que osa espetarnos a los españoles los crímenes que cometieron –y habría que matizar mucho– sus propios antepasados (pues Chávez y Frías no son precisamente apellidos chibchas, caribes o arahuacos que sepamos). En efecto, Bolívar, el “Libertador” volvió a gravar a los indios con un antiguo impuesto que ya había sido abolido y que pesaba sobre ellos por el solo hecho de serlo. Son conocidas también sus expresiones insultantes hacia y sobre ellos. Todo lo cual no es ajeno a la triste actitud discriminatoria de la que han sido víctimas los indígenas (que no fueron beneficiarios de la tan cacareada independencia) por sus propios connacionales y que subsiste aun entre las mismas capas mestizas de la sociedad, entre las cuales también es frecuente el “choleo” (es decir, el menosprecio hacia alguien por tener trazas de indio, por ser “cholo”). También restableció Bolívar la esclavitud de los negros, que habían sido declarados libres por San Martín. ¡Valiente ejemplo para el adalid de los oprimidos y desheredados!

En fin, queda por recalcar que Simón Bolívar fue masón, lo cual explica en parte su brillante carrera que le llevó al ápice del poder. Sabemos que en su juventud viajó por Europa. En Inglaterra se enamoró del modo de vida y de pensar de los ingleses y se volvió anglófilo, por no decir anglómano (como pasó con Voltaire). Atraído por lo que había visto en las logias londinenses, ingresó en la masonería en Cádiz, manteniendo fuertes ligámenes con los hermanos de tres puntos británicos. Puede decirse que la emancipación americana fue en parte fruto de la conspiración masónica, que es una realidad aunque parezca una manía paranoica el repetirlo una vez más.

Lo curioso es que sería el propio Bolívar quien puso a las sociedades secretas fuera de la ley, sin duda porque, encaramado al poder, fue más que nunca consciente de lo deletéreo de su naturaleza y de sus siniestros manejos (algo así le sucedería al general Prim en España, reconocido masón, que cayó víctima de sus propios correligionarios cuando les volvió las espaldas). Hay quien dice que los masones fueron los que acabaron con él en Santa Marta en 1830. Su prematura muerte así lo induce a creer, pero no hay pruebas fehacientes, aunque fue muy oportuna para los intereses de los hijos de la Viuda. Sería interesante saber si Chávez, a la par que su ídolo, es masón. Pero eso es ya harina de otro costal.

La irracional batalla de la hoja de la coca

(Artículo sobre el valor nutritivo y cultural de la hoja de coca y la incomprensible prohibición de la ONU)
Guillermo Giacosa
Fuente: Diario Peru21

Estudios científicos de la Universidad de Harvard (Nutricional value of Coca. Duke JA, Aulik D, Plowman T.) advierten que la hoja de coca tiene un valor nutritivo superior a la kiwicha, la quinua, el trigo, el maíz, etc. Posee más calcio que la leche, tanto fósforo como el pescado y más hierro que la espinaca. Además, para crecer no necesita tierras especiales, requiere menos agua, da tres o cuatro cosechas al año, su hoja es perenne y su arbusto permanece productivo casi indefinidamente. La cocaína que contiene es parte de otros catorce alcaloides que pueden ser útiles en medicina e investigación científica. Su uso como 'droga' se invalida en el proceso de elaboración de otros productos.

Más allá del papel que juega en la cultura andina, investigaciones recientes indican, como parece saberlo muy bien el presidente Evo Morales, que una adecuada utilización de este producto permitiría combatir la desnutrición en los países andinos y podría convertirse en un valioso producto de exportación destinado a la industria farmacéutica.

Se podría abastecer parte del mercado mundial con ecgonina, atropina, benzoína, pectina, globulina, inulina, reserpina, etc., que son algunos de los alcaloides que contiene.

La Convención Única de Estupefacientes de 1961 de la ONU prohibió estúpidamente no la cocaína, sino la hoja de coca (es como si se prohibieran la caña de azúcar, las uvas, las papas o la cebada, para evitar el alcoholismo por ron, vino, vodka o cerveza). "En la práctica, no se puede comercializar mundialmente la hoja de coca para ningún uso industrial -fuera del farmacéutico-, que no sea vendérselas 'reguladamente' a la transnacional que produce la gaseosa más popular del planeta".

Sustituir la coca como se ha intentado varias veces sin demasiado éxito significa introducir cultivos que tienen menor valor nutritivo, demandan más agua y son siempre más exigentes en cuanto a la tierra.

Por el momento, su industrialización no parece rentable si se la compara con los precios que están dispuestos a pagar los narcotraficantes, y es en ese campo, y no en el combate irracional, en el que hay que dar la batalla para torcer el brazo de los productores y comercializadores de cocaína.

Para que esto ocurra, el primer paso es derrumbar el estigma que se ha impreso sobre la coca y evaluar adecuadamente todas las potencialidades industriales que puede ofrecer.

Hay quienes creen que un esfuerzo concertado del Estado y la empresa privada podría demostrar acabadamente la capacidad de esta hoja para acabar con la desnutrición en el mundo andino, y este hecho permitiría derribar, con razones demoledoras, el estigma creado por la Convención de la ONU.

Saber que en América Latina el número de personas desnutridas es de 130 millones es un argumento más que sólido para darle una dimensión industrial a un insumo que abunda en la región y posee todas las virtudes necesarias para combatir esta desnutrición al más bajo costo.
Sabiendo científicamente, además, que "La coca supera a las 52 especies vegetales que alimentan América Latina en valor nutricional (Duke et al 1975, Bedford y Wilson 1981, Kantak 1991, Idrobo 1997) y que la ingestión de 100 gramos de hojas de coca supera la dieta diaria de calcio, hierro, fósforo, vitamina A, vitamina B2 y vitamina E recomendada por la OMS para una persona".

(*) Renombrado Presentador de Televisión, Cronista y Ensayista Argentino, Columnista colaborador del diario Peru21.

La falacia del milagro chileno

Por César Hildebrandt

En su libro “La mejor democracia que se puede comprar con dinero”, el periodista norteamericano Greg Palast –condecorado por el odio de todos los conformistas del planeta- recuerda, con pelos y señales, la farsa que los Chicago Boys (en Lima, los Chicago a secas) han metido en la cabeza de millones de incautos: la del “milagro económico” ocurrido entre los ríos de sangre de don Augusto Pinochet Ugarte.

Cada vez que alguien abre la boca para oponerse al aburrido libreto de la globalización, sale por allí un teólogo del “milagro chileno” y dice: Sssshhhhh, que están ofendiendo a Friedman, el santo patrón de Reagan y de Thatcher (pero antes de Pinochet).

Y la verdad es que no hubo ningún milagro con los Chicago Boys. Lo que hubo fue devastación.
Palast nos recuerda que en 1973 la tasa de desempleo en Chile era del 4,3 por 100. Diez años más tarde, subió al 22 por cien. Mientras tanto, en esos diez años de pinochetismo puro y neoliberalismo bidestilado, los salarios reales habían bajado 40 por 100 en su poder adquisitivo y la pobreza, que en 1970 era del 20 por 100 de la población, llegó a trepar hasta el 40 por 100.

Palast reconstruye:

“Bajo el hechizo de sus teorías (las de Friedman), el general eliminó el salario mínimo, ilegalizó los derechos de negociación de los sindicatos, privatizó el sistema de pensiones, rebajó sustancialmente todos los impuestos sobre la riqueza personal y los beneficios empresariales, recortó el empleo público, privatizó 212 empresas propiedad del Estado y 66 bancos… El general hizo marchar a su nación por el sendero “neoliberal” (libre mercado), y pronto Thatcher, Reagan, Bush, Clinton y todo el planeta seguirían su ejemplo…”.

Hubo más. Los Chicago Boys, que tomaron Chile como el conejo de un laboratorio, convencieron a Pinochet de que desregulara la banca y vendiera la que pertenecía de algún modo al Estado. Pinochet lo hizo y añadió un 40 por 100 de rebaja sobre el valor real.

¿Y qué pasó? La banca cayó en manos de dos grandes especuladores: Javier Vial y Manuel Cruzat, quienes “desviaron fondos para comprar a todos los productores y entonces mejoraron estas empresas con préstamos de inversores extranjeros que anhelaban conseguir su parte de los regalos del Estado. Las reservas de los bancos se llenaron de títulos falsos de las empresas filiales… Hacia 1982 el negocio piramidal de Chile llegó a su fin. Los grupos Vial y Cruzat dejaron de pagar. La industria cerró, las pensiones privadas dejaron de tener valor, la moneda se hundió…”.

Fue entonces que la gente salió a las calles. Era mejor morir de bala que de hambre.
Pinochet despidió a los Chicago Boys y, bajo una presión social que ni los tanques intimidaron, autorizó un programa para crear 500,000 empleos públicos e impuso una ley que limitaba la entrada del capital extranjero en la banca.

Fue Keynes, entonces, y no Friedman el que salvó a Chile. Keynes y un poco de socialdemocracia pinochetista, así como lo oyen.

Porque para salvar el sistema de pensiones, quebrado por los Chicago Boys, Pinochet nacionalizó los bancos y parte de la industria a una escala que Allende no hubiese podido imaginar. “El general expropió a su voluntad, ofreciendo modestas indemnizaciones o ninguna”, recuerda Palast.

Este es el capítulo chileno que los conservadores peruanos no quieren que recordemos.
Y menos quieren que recordemos que cuando todo se reprivatizó, los militares vetaron la privatización del cobre (el 30 por ciento de los ingresos por exportaciones). Recordemos que esas minas que conservó la derecha neoliberal de Chile habían sido confiscadas por Allende a la Anaconda y a la Kennecott. “Fue el regalo póstumo de Allende a su país”, dice Greg Palast justicieramente.

Si la agricultura modernizada es una segunda explicación del progreso chileno, volvamos a escuchar al brillante Palast: “Según el profesor Arturo Vásquez, de la Universidad de Georgetown, la reforma agraria de Allende, esto es la disolución de los estados feudales (que Pinochet no pudo resucitar por completo) dio lugar a una nueva clase de agricultores-propietarios productivos, además de operadores de empresas y cooperativas que hoy producen una oleada de ganancias… Pero para eso quizás se necesite a un gobierno socialista que lleve a cabo una reforma agraria”.

De modo que cuando alguien le hable del “milagro económico de Chile” no piense en los Chicago Boys ni en Milton Friedman necesariamente. Piense en Roosevelt, Keynes y un poco en Salvador Allende.

Y piense que la receta de los Chicago Boys, la pura y dura, ha sido tomada por el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional como brebaje planetario. Y por eso el mundo está en peligro de desplomarse echando espuma por la boca. Porque Friedman –que adoraba la Rhodesia racista que hoy se llama Zimbawe– siempre creyó que el Racumín hace milagros.

La explotación infantil en el Perú

La explotación infantil en el Perú es un hecho que azota aproximadamente a 2 millones de niños y niñas en el Perú, y se presenta cada vez más alarmante. Estos niños y niñas entre las edades de 4 a 16 años de edad trabajan en micro empresas, talleres informales, tiendas familiares, fabricas de textiles en Gamarra, servicio domestico, venta de periódicos, venta de dulces, cuidado de carros, cargando bultos, niños payasos, niños cantores, cobradores de microbuses, lustrabotas, prostitución infantil, "trabajo" domestico infantil, lavadores de oro en las minas, chancadoras de piedras, recolectores en basureros públicos, recolectores de hoja de coca, pozas de maceración de coca, y otras labores agrícolas, fábrica de ladrillos y en la modalidad de la mendicidad, son parte de un modelo de economía de subsistencia en donde se dé dedican al comercio ambulante y la venta en las calles en las grandes ciudades.

En el Perú una creciente población infantil trabaja desde muy temprana edad en una situación de alto riesgo, físico y moral. Es una realidad social que afecta a menores y adolescentes, y que en el Perú va creciendo ante la indiferencia del poder judicial, poder legislativo, el estado peruano, el congreso de la republica, el gobierno aprista, partidos políticos, organizaciones no-gubernamentales y la resignación de la sociedad.

La explotación infantil se define al trabajo de niños y niñas en cualquier sistema de producción económica de un país, una región y en el mantenimiento económico de un grupo o clan familiar. Podemos hablar de explotación infantil en los siguientes casos:

•Los niños y niñas menores de 16 años que desempeñan cualquier actividad económica de producción que afecta su desarrollo personal o el disfrute de sus derechos.

•Los niños y niñas obligados a mantener un constante trabajo para después le quiten los ingresos recaudados por un clan familiar.

•Los niños y niñas en edades comprendidas entre los 12 y 14 años que realizan cualquier trabajo que implique un riesgo y sea evidentemente peligroso.

•Todos aquellos menores de edad y jóvenes que son víctimas de las peores formas de explotación infantil como las siguientes:

•victimas de trafico

•cualquier forma de esclavitud

•obligados a la pornografía infantil

•obligados o inducidos a realizar actividades ilegales

•prostitución infantil.

•obligados a la mendigar

•obligados a trabajar en las minas

•obligados a trabajar en las pozas de hojas de coca.

Padres y Familias responsables de la explotación y abuso infantil

Un clásico argumento que diversos investigadores, organizaciones sociales, explotadores, abusadores de menores y jóvenes que suelen decir "que en el Perú las familias pobres tienen una mayor necesidad de que sus hijos trabajen a fin de obtener ingresos que contribuyen a la supervivencia o ingresos complementarios ya que los padres de los mismos se encuentran a menudo a desempleados o subempleados." La supervivencia, en el Perú tiene una mayor prioridad que el desarrollo, y los intereses de los niños y niñas trabajadores y se miden por la contribución que aportan a la familia y por tanto a su propia supervivencia, que en el Perú es definido por los defensores de la explotación infantil como "trabajo infantil" en un mercado laboral infantil. El hecho de existir pobreza y necesidades económicas no cubiertas por la familia, no de llevar a los padres de familias a explotar a sus hijos, la violencia domestica contra los niños, niñas y jóvenes en el Perú se ha convertido en un síndrome de abuso que pone en riesgo la vida de los menores, en lesiones físicas, psicológicas, emocionales, enfermedades crónicas y la muertes de muchos niños, niñas, y jóvenes a manos de los explotadores y abusadores. El poner la vida en peligro de una menor de edad, constituye un delito más aun la explotación de niños constituye un delito grave que el poder judicial debe tomar carta en el asunto y en forzar la ley contra aquellos padres, madres y familiares y/ o personas responsables.

La responsabilidad de los padres (madres solteras o padres solteros) frente a los menores de edad es el deber moral y la responsabilidad de protegerlos y proveer un bienestar para su desarrollo emocional y social; pero el Perú existen padres y familiares que exponen a sus hijos e hijas y jóvenes a la explotación infantil ante la indiferencia de la sociedad.

La mendicidad forzada por los padres y familiares

La mendicidad infantil y la trata de menores

La mendicidad organizada a través de mafias de trata de menores según diversas investigaciones tiene sus indicios de captación de niños y niñas, sobre todo en Puno, Huancavelica, Cusco, Lambayeque y Piura, con el fin de hacerlos mendigar en Lima. Según el diagnostico de trata de personas realizado por la ONG Flora Tristán y estudios de Acción por lo Niños señala "que la falta de controles en el tránsito de identificación de los menores permite que los traficantes actúen impunemente, en los terminales de Fiori, Yerbateros," y más aun en las provincias, no se supervisa el abordaje de niños.

Otro reporte nos permite visualizar la situación de la trata de niños en el Perú y la ineficacia de la protección de los menores frente a las mafias de traficantes de menores:

"Los niños rescatados de las manos de las mafias fueron seis niños de Puno hallados mendigando en el cercado de Lima, de los cuales sus padres no han sido identificados, y los sujetos que fungían ser ellos huyeron cuando se les exigía que demostraran su paternidad en el proceso de investigación tutelar." "hasta hoy no se ha podido denunciar a nadie porque el delito es difícil de probar, pues no se realiza un trabajo de inteligencia previo para recabar evidencias", refiere el fiscal superior de Familia, Walter Rojas. "Los padres vienen, presentan la partida de nacimiento y se los llevan porque no podemos comprobar que los alquilaron; y si fueron captados en provincias no hay quien los reclamen."

Como muchas otras leyes en el Perú, la Ley 28190 de Protección del Menor de la mendicidad es aun letra muerta. Estas redes de tratas de menores operan impunemente, porque para la fiscalía, las intervenciones que se realizan solo son disuasivas y apuntan rescatar temporalmente al menor de esa forma de explotación, pero no ha identificar, aprender y sancionar a los explotadores.

Estas bandas están integradas por un mínimo de tres personas. Una capta a los niños en los barrios de San Juan de Lurigancho, Comas Villa el Salvador, San Juan de Miraflores, cuyos padres trabajan y viven en extrema pobreza. Les ofrecen de 10 a 20 soles por tener el niño la niña unas horas. Los padres acceden por dinero y por no tener donde dejarlos mientras labora. Otro miembro de la mafia reparte a los niños a mendigos que aguardan por ellos en las afueras de centros comerciales, restaurantes o zonas de alto tráfico. Ellos saben cómo vestirlos y que guion enseñarles. Los fines de semana o días festivos logran superar el promedio diario de ganancias que varían de los 40 y 60 soles. El MIMDES ha rescatado a 70 menores en cinco intervenciones realizadas en el 2007.

Explotación Infantil en el "trabajo" doméstico infantil

El 70 por ciento de los niños que trabajan en el Perú, es aproximadamente un millón 750 mil, y realizan labores agrícolas y sufren algún grado de explotación laboral y económica que les impide estudiar y desarrollar actividades propias de su edad, indico un reporte del Ministerio de Trabajo. (Agencia Andina, Junio 10, 2007). Frente la indiferencia de la sociedad peruana esta otra de las formas de abuso infantil y explotación en el Perú que involucra niños y niñas entre las edades de 7 a 14 anos. Otra de la formas de explotación y abusos infantil es el trabajo domestico en viviendas familiares y supuestos "padrinos "o "madrinas", siendo explotados y en muchas veces e impedidos de estudiar y desarrollarse integralmente. Muchos de estas niñas y niños son arrancados de sus madres de diversas partes del Perú (Cuzco, Puno, Ayacucho, Huancavelica, Lambayeque, Piura entre otros) y traídos a las ciudades para el trabajo domestico que es una forma de esclavitud moderna donde son forzados a trabajar largas jornadas que afecta el desarrollo integral y en muchos casos víctimas de abuso sexual. No existen estadísticas o cifras oficiales del numero de víctimas de abusos sexual y violación de menores en el trabajo domestico, porque en muchos de los casos no son reportados por las victimas por temor a las represalias, además el sistema de protección contra los menores es inaccesibles a las víctimas, además no existen programas nacionales de educación y prevención contra el abusos infantil y la explotación de menores.

Las Niñas y Niños Mineros en el Perú: Explotación y Abusos infantil

Todas las actividades con la minería de pequeña escala están caracterizadas por el peligro, particularmente hacia aquellos menores que están alrededor de las zonas de excavación, como los niños y niñas, que día a día están expuestas a largas horas de trabajo y accidentes. Este es otra forma de explotación infantil en las zonas mineras del Perú, donde se usa mano de obra infantil ara trabajar largas jornadas chancando piedras en los socavones, mafias inescrupulosas reclutan niños y niñas entre las edades de 6 a 17 años.

No existen estadísticas sobre el número de niños y niñas que trabajan en minería fuera del ámbito familiar. En la actualidad en el Perú habría aproximadamente 50,000 niños trabajando en actividades de alto riesgo mineras. Estas es otra de las formas de explotación infantil en las zonas minería. La participación de los niños y niñas mineras en las localidades de Nazca-Ocoña (52%), de Pataz (62%), Puno (67%) y Madre de Dios (72%). En Madre de Dios, si bien se ha mecanizado la fase de extracción del mineral, los niños trabajan en dos situaciones: en actividades de procesamiento que no se delegan a los obreros para evitar que éstos puedan apropiarse de parte del mineral y en diferentes tareas en el caso de las familias más pobres.

Las lesiones físicas sufridas como consecuencia de las actividades dentro de las minas pueden ser extremas ya que al laborar alrededor de las zonas de excavación, particularmente las niñas y los niños, tiene riesgo de sufrir lesiones o torceduras por caídas o accidentes. Así mismo, las tareas dirigidas a aplastar las piedras y trasladar los escombros de las minas ponen en riesgo a la las niñas de sufrir severas heridas, moretones, sordera, ceguera e incluso infecciones respiratorias y daños permanentes en su sistema respiratorias y daños permanentes en sus sistema nervioso, causado por el polvo de las piedras de las minas. Sin embargo, el más alarmante de los peligros con la actividad minera es la exposición de las niñas y niños que trabajan en la fusión de oro con el mercurio, sustancias que puede quemar la piel y causar daño a los órganos internos, por inhalación.

En el caso del Perú las niñas con edades menores a los 18 años son comúnmente empleadas en los proceso de fusión, sin embargo no reciben una capacitación que las oriente sobre los riesgos del mercurio y la necesidad de evitar el contacto con la piel y la inhalación de la sustancia.

Los adolescentes de 15 a 17 años que migran estacionalmente a los centros de mayor auge de la actividad de extracción de oro: La Rinconada y Huaypetuhe, en los cuales trabajan para contratistas en pésimas condiciones laborales.

Dentro las zonas mineras, las niñas que laboran ahí se enfrentan no solo a los riegos físicos, sino a las largas jornadas laborales. Las niñas en las comunidades donde hay minas casi siempre es forzado a combinarse con la escuela y con el trabajo domestico lo que origina que haya días laboran más de catorce horas.

La explotación infantil priva a los niños y niñas de su infancia, de su dignidad y su potencial, y es dañina para su desarrollo físico e intelectual.

La Reforma del Estado que garantice la protección infantil contra la explotación y el abuso

Lo cierto es que en el mundo todavía hay más de 218 millones de niños y niñas que trabajan y, de ellos, 126 millones lo hacen en empleos considerados peligrosos o dañinos. En el Perú se estima apropiadamente 2 millones de menores entre las edades de 0 a 17 años son "trabajadores infantiles" en condiciones de explotación y/o abusos infantil. Además de 50 mil niños y niñas que trabajan en minas y canteras en condiciones de explotación y un sin número de menores sin cuantificar son sometidos a condiciones de explotación en el servicio domestico y miles de niños y niñas víctimas de la mendicidad infantil y pornografía infantil.

Es necesaria una reforma integral del estado en política de protección a la niñez y la juventud en el Perú que garanticé el desarrollo integral y el bienestar de los niños y niñas del Perú, y la lucha contra la erradicación de la explotación y abuso de niños dentro el respecto a la diversidad étnica, lingüística y cultural. El Congreso de la Republica, el Gobierno, el Poder Legislativo y Poder Ejecutivo el Ministerio de la Mujer y Niñez, el Ministerio de Educación, las organizaciones que trabajan con niños y jóvenes, las municipalidades, los gobiernos regionales, la policía nacional del Perú, las organizaciones no-gubernamentales, las escuelas y universidades, tienen la responsabilidad de establecer política locales, regionales y nacionales.

El abuso infantil o el maltrato de menores es toda forma de maltrato físico y/o emocional, abuso sexual, abandono o trato negligente, explotación comercial o de otro tipo del que resulte un daño físico, psicológico o emocional o potencial para la salud, el desarrollo o la dignidad del niño o la niña en el contexto de una relación de responsabilidad, confianza o poder. En el Perú se pueden identificar estas y otras formas de abusos y explotación infantil que miles niños y niñas son víctimas por mafias inescrupulosas y por sus padres o familiares. Es necesario que el estado establezca responsabilidades penales frente a los padres y familiares responsables del abuso y explotación de menores, porque constituye un delito agravante contra la niñez. Por otro lado establecer una política eficiente y sanciones penales contra la explotación y abusos de niños por las mafias de trata estableciendo responsabilidades. La importancia vital está en la educación y en una política de prevención y la importancia del rol que establezca del Ministerio de la Mujer y la Niñez con la sociedad.

Las políticas a establecer deben generar un apoyo de la sociedad peruana, además de establecer una política de especialización laboral en la lucha por la erradicación de la explotación infantil acorde a los acuerdos internacionales, así como establece el tratado de libre comercio entre Perú y los Estados Unidos la lucha contra la erradicaron de la explotación y trabajo infantil.

Entre las políticas a implementar es el establecer a agentes especiales para la lucha contra la explotación y abuso de menores, la especialización de trabajadores sociales, sociólogos, enfermeras, médicos, profesionales de la salud y otros profesionales. El establecer centros de refugios para niños víctimas de la mendicidad y abuso domestico. Establecer campañas educativas locales, regionales y nacionales contra la mendicidad y la explotación laboral.


La dictadura del dinero

(Artículo sobre las consecuencias de la política económica neoliberal en el Perú)
Agustín Haya de la Torre (*)
Fuente: Diario La República

Cuando un ciudadano se da cuenta de que nuestra gasolina resulta la más cara de América Latina o que nuestro gas es vendido a los chilenos un tercio más barato de lo que se paga en Lima, percibe que algo extraño pasa con nuestra maravillosa economía. Lo mismo sucede cuando los mototaxistas tienen que pagar tres veces más que un chofer particular por el Soat y 50% más que un taxi regular. Si seguimos con los ejemplos, veremos que estos abundan. Las tarifas telefónicas están entre las más elevadas de la región, lo mismo que las eléctricas y el agua que se encarece permanentemente.


Sin embargo, cuando alguien se atreve a criticar esta situación, los neoliberales saltan hasta el techo y nos enrostran la estabilidad macroeconómica y el crecimiento de las exportaciones. Algo así como que si esos indicadores van bien, los privados tienen patente de corso para cobrar lo que les dé la gana.


Tras quince años de repetir el libreto es evidente que la gente ya se cansó de la incoherencia. ¿Cómo es eso de que la economía está muy bien mientras la pobreza crece? Los adoradores del libre mercado creen que han convencido a todos de que es lógico que los ricos se enriquezcan más y los pobres, como buenos "perdedores", sigan igual o peor.


No puede existir una economía sana con más de la mitad de la población en situación de pobreza. En ello tienen que ver no sólo las distorsiones estructurales de nuestro sistema productivo, sino que buena parte es responsabilidad de la expoliación que mediante precios altos y tarifas absurdas es determinada por un puñado de grandes empresas, promovidas y amparadas por los gobiernos de los últimos quince años.


¿Quién ha decidido que decenas de miles de mototaxistas, el transporte más humilde y barato de la ciudad, paguen 112 dólares por el Soat? Pues tres o cuatro empresas que controlan el mercado ante la complacencia del gobierno. ¿Quién determina las enredadas tarifas de la Telefónica y sus argumentos churriguerescos, supuestamente "técnicos", para cobrar la renta básica que les da la gana? Pues ellos mismos, ante la negligencia cómplice de los organismos reguladores. ¿Quién firmó el contrato de Camisea que permite que el mismo gas cueste menos en el sur? El gobierno del señor Toledo.


El mismo razonamiento lo aplican para impedir que el puerto de El Callao se modernice. Se las han ingeniado para que durante todos estos años no se puedan comprar las grúas pórtico que se necesitan con urgencia. Mientras tanto, sus publicistas nos machacan día tras día por los altos costos que ellos impiden bajar. Algo semejante pasa con la modernización de la refinería de Talara, trabada hasta el día de hoy, o con la construcción de Marca II, casos en los que el ciudadano binacional que detenta la cartera de Economía obstaculiza por todos los medios.


Tales criterios se aplicaban también para condenar a cadena perpetua a los afiliados a los fondos privados de pensiones, así las empresas los hayan engañado vilmente y no cubran sus expectativas al momento de jubilarse con su propio dinero.


A estos mismos personajes que manejan la economía en tándem desde hace tres lustros, les brotan las lágrimas cada vez que algún sector social arranca algún pequeño aumento. En cambio salen presurosos a justificar el obsequio de 20 millones de soles a un poderoso empresario de la televisión, pagado en un cheque que ni siquiera sale a nombre de la empresa sino a título personal (¿para repartirlo con alguien?)


Es el mismo razonamiento que escuchamos cuando justifican el pago de centenares de millones de dólares a los bancos quebrados o cuando nos avisan que está pendiente la garantía con que el dictador Alberto Fujimori cubrió la quiebra del Banco Wiese.


Todas estas situaciones no son fruto de la casualidad sino el resultado de la prepotencia del dinero que se consagró con la carta fujimorista de 1993. Tarea vital en este contexto es sacar esta situación a luz, porque refleja con claridad el agotamiento de un modelo que nos asfixia y nos empobrece pero que la derecha quiere perdurar. Reivindicar la presencia del estado democrático en la regulación social del mercado es una opción de fondo que tiene que ver con nuestro destino. Si queremos que gane el Perú, primero tiene que ganar el pueblo.


(*) Miembro Colaborador del Comité Editorial del diario La República.

Etnicidad y ciudadanía

Humberto Vargas Salgado (*)
Fuente: La Republica del 02/10/2001

Según cálculos de los organismos especializados, existen unos cinco mil grupos étnicos en el mundo. Dentro de esa diversidad cultural, mayorías y minorías étnicas se enfrentan a múltiples problemas en diversos campos: derechos humanos, autonomía regional, representación política, educación, salud, reivindicaciones territoriales, migraciones, símbolos nacionales, religiosidades, mitologías, festividades, etc. De otro lado, la llamada "población indígena de América", en cuya conformación existen muchos grupos étnicos, asciende a unos treinta millones de habitantes. Es reducida en Argentina, Brasil, Chile, Paraguay, Uruguay y Costa Rica; pero es más numerosa en México, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia y Guatemala. El problema se acrecienta porque los más altos índices de pobreza se dan precisamente en esa población rural indígena. En suma, existe una marcada composición pluriétnica, no sólo clasista, donde los derechos humanos sólo tienen validez en el papel, sino que en concreto los pobladores indígenas y etnias constituyen una ciudadanía de tercera, cuarta o quinta categorías.


Dentro de este contexto histórico resultan muy interesantes los movimientos étnico-nacionales de estas últimas décadas y tiempos en los que el campesinado indígena, en muchos casos, ha tenido y tiene una activa participación en los problemas sociales, religiosos, políticos y económicos de sus respectivos países o Naciones-Estado. Nos estamos refiriendo a acontecimientos tales como los bosnios-herzegovinos, serbios, croatas, musulmanes, montenegrinos, yugos, albano-kosovares, etc. en la región balcánica de Europa; hutus y tutsis en Ruanda-Zaire y Congo, en Africa; suni-talibanes y shiítas en Afganistán; palestinos e israelíes en el Medio Oriente y kurdos en Irán, Iraq y Turquía; campa-asháninkas y aguaruna-huambisas en el Perú; kataris-aymara en Bolivia; mapuches y pewenches en Chile; etc. Las "guerras étnicas" y de "limpieza étnica" que se presentan entre algunos de estos grupos reflejan, en el fondo, complejas brechas socioculturales, religioso-políticas y económicas muy relacionadas y de no fácil solución.


Es novedosa y reflexiva la conformación del Estado indígena Nunavut, con su capital Iqualuit, en el ártico canadiense, con unos veinticinco mil habitantes y más de un millón de kilómetros cuadrados, perteneciente al grupo étnico Inuit-Esquimal, que en base a una lucha prolongada logró su autonomía y autogobierno. Algo similar acontece con las demandas de los mayas en Chiapas, México, misurasatas en Nicaragua, kataris en Bolivia, lokotomos en Surinam, conates en Ecuador o los consejos regionales en Colombia.


En el Perú el problema étnico también está presente. Recordemos que existen hasta algo más de cincuenta grupos étnicos en nuestro territorio, además de aquellos excluidos o no contactados, los que esgrimen como reclamos principales la defensa de sus tierras e identidad cultural, igualdad, democracia, escuela y justicia. Políticamente no se trata sólo de reconocer el derecho y ejercicio al voto, sino asimismo el derecho de las minorías étnicas a la participación organizada en las diversas esferas de gobierno e instituciones del Estado-Nación. En otros términos, esas organizaciones representativas pueden ser la AIDESEP, que grupa a las etnias amazónicas, o la CCP, que congrega al campesinado andino, u otras organizaciones que unan a quechuas y aymaras con secoyas, conibos, shipibos, huitotos, etc. Esto sería lo que algunos especialistas llaman "ciudadanía multicultural", "ciudadanía diferenciada" o "doble ciudadanía" en tanto se reconoce la ciudadanía étnica y la ciudadanía republicana.


(*) Antropólogo, docente de la Facultad de Humanidades, UNE La Cantuta.

Elecciones,desarrollo sostenible y conflictos mineros

(Artículo sobre conflictos sociales y contaminación ambiental debido a la actividad minera)
P. Marco Arana Zegarra (*)
Fuente: Diario La República

En el gobierno que termina, la minería ha sido la actividad estrella de las exportaciones: más del 55% de las mismas se explican por el incremento de la producción del sector. A su vez, la subida de los precios de los metales en el mercado internacional ha dado rentas fabulosas a las empresas mineras. Sin duda, el crecimiento de las exportaciones debido a esta actividad es uno de los logros del régimen de Alejandro Toledo.


Sin embargo, algo ha ocurrido en el otro lado de la medalla. Los conflictos sociales más intensos que ha vivido el país en los últimos años (Tambogrande, Quilish, La Zanja, Tintaya, Majaz, La Oroya, etc.) han ocurrido en torno a la minería. Como ha reconocido el estudio del Banco Mundial ‘Riqueza y Sostenibilidad: Dimensión Ambiental y Social de la Minería en el Perú’ (Abril 2005): “La minería ve frenada sus expectativas de desarrollo en el país debido, principalmente, a los conflictos sociales generados por el daño al medio ambiente, por un lado, y por las limitaciones en el uso y distribución de los ingresos que deja, por el otro”.


Esta constatación puede extenderse al problema del gas de Camisea, donde los daños ambientales (daños que se han incrementado por las múltiples roturas del gasoducto) fueron minimizados o ignorados porque los nativos de la zona contaban poco frente a los presuntos beneficios que iba a obtener todo el país. Por añadidura, hay malestar por los elevados costos del gas para la población y las actividades industriales reconvertidas al uso de gas. En suma, impactos ambientales negativos y magros beneficios económicos para las poblaciones locales son los dos puntos neurálgicos de la política minera y energética de los últimos gobiernos. Los impactos ambientales negativos tienen que ver con la contaminación y el agotamiento de los principales recursos naturales, como son el agua, aire y suelo. O con la competencia cuando algunos de estos recursos (el agua y el suelo fértil, por ejemplo) son escasos, tal como ocurrió en los casos del cerro Quilish y Tambogrande.


Ante ello, las comunidades se han organizado para defender su derecho a vivir en un mundo sano, un derecho que en el Perú avanza lentamente y que ha sido recogido en la Nueva Ley del Ambiente. Esta ley, sin embargo, sufrió recortes –como la remisión de la prueba y la creación de una autoridad ambiental autónoma– por presiones de la Sociedad Nacional de Minería y otros gremios empresariales.


La población está cada vez menos dispuesta a recibir beneficios económicos rápidos –muchas veces magros– a cambio de que sus aguas lleguen contaminadas o se agoten, como es el caso de Yanacocha en Cajamarca. O que sus hijos tengan plomo en la sangre a cambio de un puesto de trabajo, como es el caso de Doe Run en La Oroya. O que se imponga la minería, por encima de una actividad sostenible como la agricultura, como se pretendió con la empresa Manhattan en Tambogrande.


Esto es ignorado por la mayoría de los candidatos, que en materia de políticas de desarrollo sostenible y derechos ambientales andan de espaldas a la realidad.


(*) Sacerdote Diocesano. Coordinador del Área de Conservación y Desarrollo Ambiental de GRUFIDES, miembro del Comité Directivo de la Red Muqui y Columnista colaborador del diario La República.


El síndrome del padre ausente

Por: Jaime de Althaus G

¿La emergencia de Keiko Fujimori en las encuestas representa acaso la nostalgia de una parte del pueblo peruano por lo que el argentino Guillermo O’Donnell llama la “democracia delegativa”, es decir aquella en la que débiles ciudadanos eligen a un “salvador de la patria” o a un “padre” a quien le delegan todo el poder para que gobierne como crea pertinente y sin el control de los demás poderes o instituciones? Es decir, ¿la nostalgia por un gobierno fuerte, eficaz, personalizado, cercano y con pocos límites.

Sin duda, algo de eso hay. Las encuestas del Latinobarómetro revelan que, paradójicamente, la población confiaba más en la democracia durante los autocráticos 90 que en los democráticos 2000. Identifica democracia con resultados. O con gobierno a secas. O quizá con cercanía o presencia del gobernante. El Estado es Estado encarnado, no institución abstracta.

Toledo fue democrático, pero fue un padre ausente y frívolo. Apeló a Pachacútec para ser elegido, pero una vez en el gobierno no regresó a los pueblos y abandonó los programas sociales. Y la orfandad popular engendró a Humala. García se concentró en atraer inversión y en gobernar desde Palacio. No se juntó con los pobres para liderar el progreso social. No dirigió la lucha contra la pobreza en el campo. Para ese fin, apostó deliberadamente por la vía institucional: acelerar las transferencias de funciones a los gobiernos regionales y locales, que sean ellos los responsables de la redistribución y el desarrollo local.

Es decir, apostó por la democracia institucionalizada, lo contrario de la delegativa. Sin duda, el camino correcto. Pero es un camino lento, de aprendizaje, que deja muy abierto el flanco de la ineficiencia mientras se consolida. Por eso, era necesario un término medio. Una conducción personal de ese mismo proceso o de programas sociales fuertes todavía centralizados. O de las reformas educativa y de salud. Ni siquiera es capaz hasta ahora de lanzar Sierra Productiva, un programa de eficacia probada para vencer rápidamente la pobreza.

Por eso, el turno podría tocarle nuevamente a Fujimori (a su hija). Pero ya no dentro de una “democracia delegativa”. No estamos en emergencia nacional y, salvo que vaya en alianza con otro grupo importante, si gana no tendrá mayoría en el Congreso y deberá cogobernar con las regiones. Tendría que personalizar e institucionalizar a la vez, combinando ambas funciones de alguna manera mutuamente fértil. ¿Sabrá hacerlo? ¿Tendrá inteligencia institucional? No hay constancia de que el fujimorismo esté elaborando este tema, que es donde se aloja su grave talón de Aquiles.

La unidad nacional y el consenso deben trascender
Es realmente positivo que las fuerzas vivas del país se hayan unido en un solo espíritu y consensuadamente en torno a la decisión del Estado de presentar ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya la memoria de las razones jurídicas, geográficas e históricas que sustentan la tesis peruana sobre el diferendo marítimo con Chile.

Poderes públicos, partidos políticos, instituciones nacionales, gremios empresariales y sindicales, así como otras entidades de la sociedad civil organizada han dado demostración cabal de unidad nacional, indispensable e ineludible en los gravitantes e históricos momentos que vive la patria.

Según los puntos de vista expresados por las fuerzas vivas, es claro que el consenso logrado no responde a un nacionalismo mal entendido o emocionalmente adoptado, sino que es una postura racional inherente a un país moderno, democrático y pacífico que defiende su soberanía y reclama equidad.

Así, ha sido satisfactorio que el Ministerio de Relaciones Exteriores se reúna con los principales líderes de los partidos políticos para informar y recabar su respaldo en estas decisiones. Y, del mismo modo, que respondan a ese llamado con prontitud, seriedad y patriotismo desde Lourdes Flores Nano, lideresa del Partido Popular Cristiano, hasta Ollanta Humala, cabeza del Partido Nacionalista, entre otros líderes.

Como ha señalado el presidente del Consejo de Ministros, Yehude Simon, en un artículo publicado ayer en esta página, anteponer los intereses partidarios o de grupo es una necesidad histórica de perentoria urgencia, no solo en la coyuntura del litigio con Chile sino también ante la crisis financiera mundial. Recordemos que se ha iniciado un camino, probablemente largo y esforzado, en el cual los peruanos debemos mantenernos unidos en la acción y en el convencimiento de que exigimos lo justo, dentro de lo que establece el derecho, la historia y la geografía.

Sin embargo, como también lo ha señalado el jefe del Gabinete, lo que corresponde ahora es que todos los sectores valoremos la importancia del consenso alcanzado, para hacer frente a los retos que el Perú tiene por delante en lo político, lo económico y lo social, sobre todo en el contexto de la crisis internacional. Además, el Gobierno debe aprovechar esta oportunidad para impulsar el desarrollo de los objetivos del Acuerdo Nacional, muchos de los cuales ya han sido expresados en proyectos de ley.

Si bien la difícil coyuntura financiera nos encuentra en una situación mejor con respecto a otros países, ello no implica que diversos sectores productivos no se vean afectados y que el ritmo de crecimiento no sea el previsto. Ante ello, tienen que plantearse salidas consensuadas en relación con las exportaciones, el desarrollo macroeconómico y la competitividad. Y cuán importante sería que todos los sectores se sienten a la mesa para dialogar sobre el futuro y la trascendencia que tienen para el país los acuerdos de libre comercio, incluyendo el suscrito con Chile.

Evidentemente, el logro de la unidad no supone que las partes involucradas abandonen sus particulares puntos de vista ni renuncien a la confrontación de propuestas, pues eso es la democracia. Lo que necesitamos es alentar el debate, pero pensando en el interés y el desarrollo de nuestro país.

El retorno de las huacas

Por Erick Ortega Pérez

En agosto de 1548 empezó la construcción de la iglesia de San Francisco, en lo que hoy es la ciudad de La Paz, 55 años y diez meses después de la llegada de los españoles a América. A partir de entonces, los templos andinos fueron reemplazados por las cruces que apuntaron al cielo y se multiplicaron como los panes y los pescados milagrosos de Jesús. De esta forma, los lugares sagrados de los pueblos originarios quedaron silenciados ante la conquista.

No obstante, en la actualidad, en Bolivia, los amautas (líderes espirituales indígenas) aseguran que los vientos han cambiado y que ha llegado el tiempo de recuperar esos espacios religiosos relegados, que reciben el nombre aymara de huacas. Para estas autoridades, las parroquias de la Colonia están de más. El movimiento de reivindicación ya se ha iniciado, incluso con el apoyo del Gobierno y sin que la clase eclesiástica esté enterada de ello.

El crucifijo del pasado

La cruz y la espada fueron los cimientos de la conquista ibérica. Carlos Mesa, en su libro Historia de Bolivia, rememora que desde el segundo viaje de Cristóbal Colón al nuevo continente los sacerdotes formaron parte de las comitivas colonizadoras. El primer Obispado de América fue el de San Juan de Puerto Rico (1512); luego se crearon los de Túmbez y Cusco, ambos en el actual territorio de Perú. Corría 1538.

De inicio, las expediciones católicas en suelo boliviano se hicieron con sotanas cafés. Los franciscanos —como dice el folleto Convento y Basílica Menor de San Francisco— "imitaban a los apóstoles de Jesús a proclamar la Buena Nueva a toda criatura". Ellos no se ocupaban de edificar iglesias, pero sí de evangelizar. La construcción de las catedrales llegaría posteriormente.

El primer fraile arribó a Perú en 1532, ocho años después los franciscanos andaban por Chuquisaca y desde 1547 catequizaron por Potosí. Es más, según los documentos eclesiásticos, sus antecesores arribaron a La Paz aun antes que Alonso de Mendoza, fundador de la ciudad. Iban a pasar de largo por Chuquiago Marka, pero los religiosos se interesaron por un pequeño poblado que vieron mientras caminaban rumbo a Sucre.

Los conventos llegaron a la futura ciudad paceña con San Francisco, gracias a un terreno donado por el cacique Quirquincha. En 1548 comenzó la construcción del templo católico —aunque una fuerte nevada lo derrumbó entre 1608 y 1612, pero en 1744 fue nuevamente levantado— que, desde su origen, estuvo bajo dirección de los franciscanos. En otros confines de la religiosidad, los jesuitas también edificaron sus capillas, una de las más famosas es la de Copacabana.

Según el libro Bolivia, del historiador Jorge Siles Salinas, la imagen de la Virgen de la población a orillas del lago Titicaca fue tallada por el "inca noble Francisco Tito Yupanqui, crecido en un hogar ya cristianizado". La basílica fue construida en 1610 y los actos litúrgicos se celebraban al aire libre y estaban dirigidos a "multitudes de indígenas que acudían a exteriorizar su fe ante la Virgen". Fue cuando la palabra "sincretismo" empezó a cobrar significado.
Pero, en el siglo XVI, los ojos del mundo estaban volcados a la tierra conquistada que se negaba a arrodillarse ante la religión española. Por esto, la Iglesia Católica instauró reuniones de obispos para tratar el tema, hasta que en el tercer Concilio reunido en Lima se redactó el catecismo en quechua, aymara y puquina. La propuesta funcionó a medias: las deidades aymaras seguían de pie y sus tradiciones no morían ante la llegada de la cruz. "Fue entonces que se inició una gran campaña para terminar con los antiguos dioses y sus ritos", señala Carlos Mesa.

La creación de los monasterios de la fe católica y su ubicación en sitios estratégicos donde se erigían las huacas formaron parte de esta "extirpación religiosa", en palabras de los amautas de La Paz. "Los católicos construyeron sus iglesias en lugares sagrados, eso ha sido la conquista", indica Marcelo Zaiduni, uno de los líderes espirituales indígenas que impulsan la recuperación de estos lugares originarios.

Las dos opciones

—Es difícil imaginar a la ciudad de La Paz sin la iglesia de San Francisco...
Fernando Huanacuni Mamani tiene el rostro anguloso y el cabello nocturno como sus ojos. Escucha el comentario en silencio. Ofrece una sonrisa amarga, chueca e irónica, como su respuesta...
—Sí, es difícil imaginarla, así como ha sido complicado para nosotros no tener nuestros templos andinos.
—Pero quitar San Francisco de su sitio generará problemas con la Iglesia Católica.
—Definitivamente que se va a producir un conflicto. Pero ellos tienen que ver el dolor que sentimos cuando destrozaron nuestros templos. La persona occidental sólo habla con la memoria individual y temporal; nosotros hablamos con la memoria social y atemporal.

La voz de Huanacuni no expresa ninguna modulación especial. A sus 40 años, el abogado aymara forma parte del movimiento indígena que busca la reivindicación de las huacas, allí donde el catolicismo y el cristianismo han edificado sus oratorios. Él sabe que no está solo y cree que la premonición se hará realidad pronto, incluso en menos de seis años.

Reunidos en la oficina de Cancio Mamani, funcionario del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, un grupo de amautas coordina la recuperación de estas áreas. Todos están de acuerdo con la propuesta, aunque algunos son menos drásticos y piden sólo un pedazo físico de las iglesias para colocar sus huacas. Sin embargo, otros lo quieren todo, hasta el punto de planificar la destrucción del templo católico y su reemplazo por los espacios sagrados de los originarios.

"Más que con resentimiento, hablamos con dolor. No se nos puede seguir ignorando. Este tema no sólo es de valor histórico, tiene importancia en nuestra psique. Para nosotros no ha sido fácil asistir a la universidad y estudiar. Formamos parte de toda una estructura de coloniaje que definitivamente tiene que ser resuelta por el bienestar de todos", dice Huanacuni.

La referida estrategia no es simplemente apoyada por el Ministerio de Relaciones Exteriores, sino también por el jefe máximo del Gobierno. De acuerdo con el amauta Edmundo Pacheco, "el Primer Mandatario (Evo Morales) sabe de esto. Está bien enterado de estas luchas".

"Hay que basarnos en principios de conviabilidad (vivir bien juntos). Nosotros les permitimos (a los colonizadores) estar en nuestro país y ahora que nos permitan vivir en nuestro país", indica el sacerdote Zaiduni, quien brinda clases de culturas antiguas en la Cancillería. Él forma parte de una tendencia concertadora y está de acuerdo con colocar sólo la imagen de un sapo —hecho de piedra comanche— en el atrio de San Francisco. Propone respetar el resto de la capilla católica. "Sólo queremos que se nos permita hacer rituales en nuestro lugar ancestral". (Ver infografía de la página 16.)

MÁS OBJETIVOS EN LA MIRA

San Francisco es sólo un ejemplo. El renacimiento de las wacas apunta a todos los conventos que trajo consigo la colonia y que se ubican en el occidente del territorio boliviano, teniendo a La Paz, Oruro y Potosí como epicentros; entre los más importantes están los de Laja, Guaqui, Tiwanaku y Copacabana.

En el caso de este santuario a orillas del lago sagrado, la reciente disputa —que aún no ha sido resuelta completamente— por la Hospedería y el templo —revela el grupo de líderes espirituales entrevistado por Domingo— es, sobre todo, por la recuperación del otrora sitio destinado a las ofrendas de los indígenas. "Ése era un primer movimiento de recuperación. Nosotros vamos paso a paso", anuncia convencido Huanacuni.

Los problemas de Copacabana datan de unos 13 meses atrás. En noviembre de 2005, un conjunto de campesinos pidió alojamiento en la hostal de los franciscanos, que atendía a un precio módico a los visitantes y peregrinos en Semana Santa. Posteriormente, los visitantes se negaron a salir y reclamaron su derecho de propiedad desde tiempos ancestrales. Al final, expulsaron a los sacerdotes que siguen las enseñanzas de San Francisco de Asís.

La lista continúa. En la ciudad de El Alto, comentan los amautas, también el padre alemán Sebastián Obermaier edificó templos sobre wacas andinas. Una de las construcciones cuestionadas es la de Villa Dolores. Marcelo Zaiduni dispara sobre Obermaier: "En la Jach'a Apacheta (ubicada en Munaypata) hay un centro ritual al que no nos podemos acercar porque estamos perseguidos y amenazados de muerte. Obermaier quiere construir una megaiglesia en ese lugar. Él busca destruir ese sitio sagrado donde están enterrados muchos cadáveres de los amautas".

Fuentes que conocen el tema advierten de que incluso se está formando un "frente de choque" para destruir las cruces de las capillas de color verde y blanco repartidas por varias zonas alteñas y que responden a la "marca registrada" de las construcciones de Obermaier y, en vez de éstas, instalar los crucifijos de piedra, no sin antes exigir la salida de los sacerdotes y la ocupación de los laramas (sabios originarios) como nuevos "propietarios" de estos conventos.

Asimismo, Tiwanaku forma parte de este circuito espiritual que pretende ser recobrado. No en vano, vestido con un unku o kawa (una especie de poncho con cuatro aberturas), que fue confeccionado con fibra de alpaca, con base en el diseño original de la cultura tiwanacota, el sábado 21 de enero de este año, Evo Morales recibió el bastón de mando de los mallkus (autoridades rurales), un día antes de su posesión oficial en la plaza Murillo. Un nombramiento marcado por los ritos ancestrales y que recibió el beneplácito de representantes indígenas del continente, quienes asistieron a la ceremonia.

Para los amautas, con las señales de cambio que se advierten en la actualidad, poco a poco el sueño de recuperar sus emblemas sagrados toma cuerpo. "Se está coordinando también con las prefecturas para hacer un inventario (nacional) de huacas. Yo estoy al cargo del registro; pero hay otra unidad que se encarga de la catalogación de éstas", comenta Dolores Charali Mayorga, jefa de la Unidad de Patrimonio Material del Viceministerio de Cultura.

Sin embargo, la recuperación de estos centros espirituales no es una lucha que se circunscribe solamente a las fronteras de Bolivia. En una nación vecina, Perú, los pueblos indígenas han solicitado a la justicia ordinaria la devolución de una de sus huacas, la de Qurikancha, que se halla ocupada por una iglesia católica. De prosperar esta demanda legal, repercutirá en la región andina. (Ver recuadro de esta página.)

Incluso en el encuentro continental de pueblos y nacionalidades indígenas del Abya Yala —celebrado entre el 8 y el 12 de octubre recientes en La Paz— se firmó el documento De la resistencia al poder, donde uno de los retos originarios está justamente relacionado con las wacas. "Recuperar los lugares sagrados, centros ceremoniales para el fortalecimiento de la identidad espiritual de cada uno de los pueblos y posibilitar el equilibrio del cosmos-pachamama, pacha tata-dios madre, dios padre, y así cuidarlo y preservarlo. Esto implica que los centros ceremoniales deben pasar a la administración de los pueblos originarios del Abya Yala (nombre indígena que se daba en Centroamérica al continente americano antes de la llegada de los españoles) y no seguir siendo un medio simplemente de lucro", dice el texto del pronunciamiento.
El futuro según los amautas

La hoja de coca ha hablado y los abuelos aymaras lo advierten... En 2012, el planeta Tierra sufrirá los embates de la naturaleza. "Cuando llegue el Pachakuti (Gran Día) cósmico —aproximadamente dentro de seis años— el mundo se va a sacudir en las cuatro direcciones, habrá terremotos, maremotos y el fenómeno de El Niño va a ser cotidiano", profetiza el amauta Edmundo Pacheco. Hasta que llegue ese día fatídico, las autoridades espirituales pretenden encender los "fuegos sagrados de las huacas". No habría otra solución.

Pacheco no se queda ahí, sino también incorpora a su mensaje un contenido científico visto a través de la milenaria hoja de coca... "Al hacer el movimiento de rotación, la Tierra empieza a cabecear, esta inclinación provoca una desviación con el tiempo, además del calentamiento del planeta. Si no recuperamos las huacas, la Tierra va a perder su eje central".

Este apocalipsis andino supuestamente ya lanzó sus primeras señales. "Quiero hacer recuerdo que el 19 de febrero del año 2003 ha llegado a la plaza Murillo un rayo que es una señal del Pachakuti. Ese fenómeno tenía que llegar al Palacio de Gobierno, al asiento del Presidente de la República (que entonces era Gonzalo Sánchez de Lozada), pero se ha desviado. Esa energía era grande", lanza su frase el amauta Paulino Mamani. Se sabe que aquel rayo llegó a quebrar una de las partes laterales del monumento dedicado al prócer Pedro Domingo Murillo.

Con la voz profunda y arqueando los ojos, Mamani cuenta que el día en que el ex mandatario Sánchez de Lozada posesionaba a sus ministros del gabinete derramó el agua de un florero. Otra premonición. "Eso significaba el derramamiento de sangre que vino después (en febrero y octubre de ese mismo año)". La gente no se da cuenta —sigue la versión del líder espiritual originario— de que los granizos, las lluvias, la falta de agua para el riego en el agro y los problemas sociales se deben a la ausencia de ritos en las huacas. "Los achachilas (ancestros) están llorando".

La posesión del primer Presidente indígena de la región también es una señal de este proceso de cambio que se ha iniciado. "Queremos instalar el pedido a partir de lo visible, de lo que pasa hoy, que es el Gobierno de Evo Morales, a quien todos los pueblos originarios lo han reconocido como líder", sostiene Huanacuni.

El tema aún se encuentra en la sombra de la clandestinidad y la jerarquía eclesiástica todavía no sospecha de la formación de este movimiento andino. No obstante, el cura Juan Carlos Calderón, quien oficia misas en el templo de San Francisco, no comparte la posición de los campesinos. "No podemos permitir que se intente destrozar a la Iglesia", anuncia, y en su rostro barbado se dibuja una mezcla de rabia e impotencia.

En otro rincón de la urbe paceña, la mirada oscura de Huanacuni brilla. De pronto, retorna a una imagen que le sigue rondando la cabeza... "Es cierto, es difícil imaginar a La Paz sin San Francisco". La pugna recién comienza.

¿Qué es una huaca?

Huaca es una palabra andina que significa "sitio sagrado". Por lo general, se encuentran en espacios elevados (cerros) cerca de lagos o ríos y en determinados caminos. Los amautas aseguran que la tendencia católica es colocar imágenes de Cristo en estos lugares.
En la religión andina, para cruzar de un sitio a otro se pide "permiso" a los dioses andinos en las huacas. También hay la creencia de dejar una piedra en ellas, esto simboliza desprenderse del cansancio del cuerpo.

Evo Morales en Tiwanaku. El Presidente asumió su mandato en una "huaca" andina. La celebración fue un día antes de la posesión oficial.


El caso Qurikancha

Las plegarias andinas están a punto de hacerse realidad en un país vecino. En el templo de Qurikancha (Perú) existía una huaca dedicada al dios Sol, hoy un templo; y un primer pronunciamiento judicial está a favor de devolver al sitio su esencia andina. "Sólo esperamos que esto se pueda ratificar con un fallo judicial internacional", cuenta optimista Fernando Huanacuni Mamani, abogado aymara boliviano.

Explica que esta primera instancia está basada en el derecho ancestral "como figura jurídica para restablecer nuestros templos". De confirmarse la sentencia de Qurikancha, "simultáneamente todo el continente presentará su protesta para restablecer los sitios ancestrales". Es que las wacas no son exclusividad de Bolivia, también las hay en otros países del Cono Sur, en especial Ecuador y Perú.


El comercio sexual


El 63% de niños, niñas y adolescentes, sexualmente explotados en Lima, provienen de provincias
Fue reclutado por amistades· Último estudio de la OIT en Perú revela que este delito se viene incrementando en el país bajo nuevas modalidades
Lima se sigue presentando como el principal foco de comercio sexual infantil
LIMA - Perú, 12 FEB. (PRESSPERU) El 63% de las niños, niñas y adolescentes (NNA), víctimas de Explotación Sexual Comercial (ESC) participantes del estudio en Lima, provienen del interior del país y llegaron a dicha situación luego de ser traídos a la capital por algún familiar, quedando en grave situación de vulnerabilidad que facilita este tipo de explotación.

Esta alarmante realidad se repite en otras ciudades, en las que NNA del interior del país llegan a Lima para trabajar y ayudar a sus familias, aunque a menudo obligados por ellos, y terminan siendo víctimas de explotación sexual.

Así lo revela la publicación “Imperdonable. Estudio sobre la explotación sexual comercial de la infancia y la adolescencia en Perú: Cajamarca, Cusco, Iquitos y Lima”, realizado por la ONG Vía Libre, auspiciada por el proyecto Tejiendo Redes contra la explotación de niños, niñas y adolescentes de la OIT-IPEC, que proporciona valiosa información y evidencia una crítica situación ante la cual es urgente plantear acciones concretas para enfrentar y erradicar el problema.

El estudio, en el que se entrevistó a 167 NNA, también señala que la cuarta parte de las víctimas fueron iniciadas sexualmente entre los 12 y 13 años de edad, mientras que el 60% entre los 14 y 15 años.Un 35% de los entrevistados en Lima admitió haber sido víctima de violación, en la mayoría de los casos por un familiar o amigo de la familia, como episodio anterior a la situación de explotación sexual.

Además de violencia sexual, las víctimas sufren otros tipos de maltratos: sometimiento a condiciones de pobreza extrema, expulsión escolar, embarazos a temprana edad, drogadicción, negligencia o abandono de familiares, violencia sicológica, física y sexual y la intervención poco efectiva de diversas instituciones.

En todo el país, NNA de escasos recursos son empleados en bares, picanterías, “chicherías”, “tragotecas”, discotecas y hostales, en donde se producen estos abusos. En el Cusco, por ejemplo, chicas “jaladoras” de locales de comidas y bebidas, son obligadas a ofrecer servicios sexuales. Otras modalidades de ESCI son las de los “bricheros” y “bricheras”, adolescentes que se ofrecen a los turistas como pareja durante su estadía, además del comercio sexual en “chicherías”, denominado “chicha con punta”, “ccapi” (tocamientos) y pornografía infantil.

Asimismo, el estudio pone en evidencia la indiferencia del público entrevistado sobre dicho problema; muchos consideran a las víctimas como “responsables” de esta situación, argumentando que ellas se ofrecen o eligen este tipo de vida. Muchos adultos conocen esta realidad en sus comunidades pero manifiestan una tolerancia cómplice ante ella al afirmar que desconocen la necesidad de denunciar tales delitos ante las autoridades.

La investigación indica que los clientes explotadores son personas “comunes y corrientes”, usuarios de “servicios sexuales” remunerados que justifican su accionar en un lenguaje de doble moral con intensa carga machista. Así, un “cliente” de 35 años, con estudios superiores, al ser entrevistado justifica: “A una chibola la puedes amoldar, le propones y ella dispone, no como una vieja que sabe las reglas... A una chibola tú le hablas y se puede llegar a sexo placentero sin mucha tarifa”.

El estudio de la OIT-IPEC fue realizado entre los años 2004 y 2005 para generar información cualitativa sobre la explotación sexual comercial de menores de edad. Es uno de los primeros abordajes de este problema hecho a partir de los propios involucrados: víctimas, clientes y sociedad.

Sobre la base a sus resultados, la OIT ha venido ejecutando desde el 2004 el Proyecto Tejiendo Redes contra la explotación de niños, niñas y adolescentes, con el objetivo de diseñar e implementar modelos de prevención e intervención, retirando a personas menores de edad en situación de explotación sexual comercial en Cusco, Iquitos y Lima.

Esta publicación cobra vigencia porque en los últimos años se ha evidenciado el incremento y la diversificación de prácticas de ESC, que incluye la detección de redes delictivas de trata de NNA con fines de explotación sexual. Asimismo adquiere una validez actual debido a la inicial inclusión del tema en la agenda pública y sectorial del país, requiriéndose información que permita una adecuada toma de decisiones y definición de políticas. pressperu

El 69% de niños víctimas de explotación sexual fue reclutado por amistades

IMPUNE CENTRO DE EXPLOTACIÓN. Este club nocturno ubicado en la Panamericana Norte, frente a Metro de Independencia, ha sido identificado por la OIT y la ONG Vía Libre como un centro de explotación sexual de menores de edad. Aun así, sigue funcionando como si nada pasara. (Foto: Giancarlo Shibayama)

Elizabeth Salazar Vega 11 FEB. LIMA Los que hasta los años 60 y 70 fueran majestuosos cines y salas de teatro, como el Colmena, Tauro y Le París, ahora son ambientes acondicionados para que niños y adolescentes varones de entre 13 y 17 años se prostituyan, obligados por sus explotadores o por no tener dinero, casa, ni familia en Lima que los apoye. Y es que el 63% de los niños y adolescentes que actualmente son víctimas de explotación sexual en la capital provienen del interior del país y fueron traídos por sus padres o un familiar. La situación de vulnerabilidad en que quedaron esos menores al llegar a un lugar inhóspito los hizo blanco fácil de mafias de explotación.

Así lo revela el reciente estudio de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), denominado "Imperdonable", en el que se recoge las experiencias de 167 menores (de 13 a 17 años) que actualmente son víctimas de este delito en Lima, Cusco, Cajamarca e Iquitos. El informe señala que la búsqueda de trabajo fue la principal causa de migración (32%) y confirma que Lima sigue siendo el principal foco de explotación sexual.

"El problema se viene incrementando en nuestro país bajo nuevas modalidades. En la capital se dan todas las formas de explotación sexual, como prostitución, bailes nocturnos y otros", señala Liliana Vega, representante de la OIT en nuestro país.

Según el informe, los menores inmersos en este problema no son conscientes de su explotación y consideran que es un trabajo más. Sin embargo, el 69% de ellos señala que ingresaron a ese ambiente porque fueron reclutados por amigos o gente que se hizo pasar como tales al verlos vulnerables. Otros fueron engañados por avisos en los periódicos o cuando trabajaban en un bar, hostal o restaurante.

La OIT ha identificado 16 calles y avenidas en el Cercado de Lima y La Victoria donde se ejerce la prostitución infantil a vista y paciencia de las autoridades. Por ejemplo, en zonas como las avenidas Iquitos (La Victoria), Los Héroes (San Juan de Miraflores) y en la Panamericana Norte (Independencia), jóvenes menores de edad se exhiben a vista y paciencia de los serenos. Eso sí , bajo la vigilancia de los 'cafichos' que las observan desde la vereda opuesta, o las 'mamis', que pasean con los bebes de las jóvenes, para no despertar sospechas. En los jirones Zepita, Dávalos y Colmena los explotadores trabajan con los menores en casas o clubes nocturnos. No se exhiben en la calle.

Nuevas modalidades

Iquitos, Cusco y Cajamarca reciben un alto índice de turistas, muchos de los cuales llegan para satisfacer sus instintos sexuales con menores de edad que ellos consideran exóticas, es decir, el aberrante turismo sexual. El estudio remarca que la existencia de asentamientos mineros en Cajamarca y las provincias de Sicuani y Espinar (Cusco) promueve la explotación sexual. Es más, las menores que fueron entrevistadas para el estudio señalan que los dueños de los clubes nocturnos, son los propios mineros.

Asimismo, se ha detectado un incremento de comercio sexual en hoteles de cinco estrellas, discotecas, cantinas y restaurantes. La modalidad es captarlas como 'jaladoras' los fines de semana o en temporada de vacaciones. Las jóvenes, de 13 a 15 años, son contratadas aduciendo que su labor solo es motivar el consumo de bebidas en los clientes.

Ellas reciben cinco soles por cada jarra de licor vendida y otro monto igual por quedarse con ellos tomando. Generalmente terminan ebrias. Si se dejan tocar ganan diez soles más. Una vez que ingresan a este círculo les es difícil salir, pues el empleador les inventa deudas, las humilla y las incita a dar el siguiente paso: prostituirse por 70 soles más. Si no quieren, son forzadas. Luego, al sentirse vejadas, consideran que no tienen otro camino que entrar definitivamente en este círculo.

En esos departamentos se ha detectado 73 clubes nocturnos y 30 'chicherías' (lugar de venta de chicha de jora con área de baile) sin licencia municipal, que funcionan como fachada de centros de explotación sexual de menores. ¿Dónde están las autoridades municipales?

Cada año, el Departamento de Estado de EE.UU. publica un informe en el que analiza la situación de la trata de personas en el mundo. Según el informe del 2006, se analizó los esfuerzos del Gobierno Peruano y se lo ubicó en la categoría 2 (de las tres que existen), por no haber cumplido con los estándares mínimos para la eliminación de ese delito.

No hay información precisa del número global de víctimas, debido al carácter ilegal, semiclandestino y la ausencia de un sistema de registro. El Ministerio de la Mujer y Desarrollo Social (Mimdes), ha estimado que unos 9.600 menores son víctimas en el ámbito nacional, pero diversas ONG han señalado cifras más distantes. Otro factor que ha hecho invisible el problema es la lamentable tolerancia de la población. Según el informe de la OIT, el 37% de hombres no haría nada si se entera que otro adulto paga por tener relaciones sexuales con un menor.

NO IMPORTA LA CLASE SOCIAL

Este delito no es exclusivo de las clases pobres o de quienes tienen menor nivel educativo. Los reportes que maneja la División de Trata de la Policía Nacional señalan que algunas víctimas que fueron rescatadas de mafias que iban a trasladarlas con fines de explotación sexual son muchachas con estudios secundarios, carreras técnicas o trabajo remunerado. Estas fueron engañadas con el pretexto de acceder a una agencia de modelaje o son seducidas vía Internet para salir al extranjero.


Uno de los últimos casos que fue visto el año pasado en el Instituto de Salud Mental Honorio Delgado-Hideyo Noguchi fue el de una joven de 16 años, del sector medio alto, que fue engañada vía Internet por un sujeto que le ofreció menos control familiar, paseos, ropa, regalos y afecto. Basta un par de datos brindados por el chat para que el explotador consiguiera hasta su número telefónico. Luego vino el acoso y las amenazas de muerte a su familia con tal de que accediera a someterse sexualmente.


"Las jóvenes que son rescatadas de ese mundo presentan traumas, no duermen tranquilas y desconfían de todo. Los tres primeros meses son fundamentales para el tratamiento y se requiere el apoyo de la familia", explica el psiquiatra Freddy Vásquez. Si la menor tiene una familia sin valores, o padres violentos, es probable que considere regresar al comercio sexual, pues el explotador las vuelve dependientes. "La comunicación y preocupación de la familia por lo que hacen nuestros hijos es básica para lamentar historias como estas", agregó Vásquez.


LAS CIFRAS
5.570
denuncias por desaparición de personas se ha reportado en los últimos tres años, según el Cidett. El 35% se refiere a menores de edad y apenas tres mil casos han sido resueltos. Las niñas desaparecen más que los varones, con una diferencia del 12%.

52,7%
de menores que fueron entrevistados por la OIT (como parte del proyecto Tejiendo Redes y apoyados por Vía Libre) no culminó la educación secundaria.

8
de cada diez casos de violación sexual tienen al abusador en el entorno familiar. Esta experiencia puede marcar el ingreso de las menores a la explotación sexual.

70%
de infantes y adolescentes víctimas de explotación sexual intentó suicidarse alguna vez, según reportes de la ONG Acción por los Niños.

1.000
llamadas en promedio recibe al mes la línea 0800-23232 para atender las denuncias y consultas referidas a la trata de personas. La línea la maneja el Ministerio del Interior.



Economía de mercado

Por César Hildebrandt

La economía de mercado funciona como un reloj en el Perú: cuando la gente quiere viajar en mancha para ver a sus muertos, heridos, o sobrevivientes, o cuando quiere viajar para ver si sus casas se han rajado o desplomado, o para consolar a la tía o a sus padres por algún nuevo luto, entonces las empresas de transporte como Soyuz aumentan el precio de sus pasajes hasta duplicarlo. Eso se llama atender de inmediato las señales de la demanda. Eso es Adam Smith con su Tirifilo más, Milton Friedman con su Lastenio al costado, la mano invisible y el dedo medio en ristre.

Un día vino la Telefónica española y se compró la vieja y lerda compañía peruana del ramo. Prometió pagar dos mil millones de dólares pero pagó efectivamente mil cuatrocientos. Y ahora, cuando ya sacó varias veces su inversión, descubrimos que su red es de arañita, que los teléfonos fijos colapsan al primer terremoto y los móviles se callan a la primera sacudida. Es que la Telefónica ha vendido muchos más aparatos que los que podría servir y ha hecho un cálculo mezquino sobre la utilización promedial de la red. Es eso –y no los leves daños sufridos en su infraestructura– lo que nos incomunicó y silenció durante horas la noche del miércoles.

Eso también se llama economía de mercado pero a lo bestia: sin reglas, con ministra delivery, con Osiptel de mano enyesada y con un Congreso que suena siempre ocupado.
Y ni qué decir de Claro, mano. Como que nos dijeron que eran los que siempre podían y de tanto decirlo nos lo hicieron creer. A la hora señalada, sin embargo, los muchachos de Carlitos Slim fallaron como si fueran los arquitectos que salieron a la luz en el terremoto mexicano de 1985, cuando miles se enteraron de que sus edificios tenían más arena que cemento, más vacío que llenura y más pisos que lo que sus cimientos aguantaban. O sea, el PAN mesmamente, mano, con su Calderón y todo: economía de mercado en la versión de Pancho Villa, marketing para cholos que siguen viéndose encantados en los espejitos que les reparten.

Mientras los muertos crecían minuto a minuto la noche trágica del miércoles, en el Canal 3, de la Telefónica, tres mamertos de antología idiotizaban la pantalla. Y en el 6, de la Telefónica, seis entidades grises como la nube que nubla tu camino decían cualquier cosa sobre cualquier cosa en un programa que parece producido por nadie e imaginado por ninguno. Y en el canal 20, de la Telefónica, el aburrimiento de siempre cundía mientras en Cañete los muertos empezaban a ser puestos en una vereda porque no había para más.

O sea que nos incomunican y encima se burlan de nuestros muertos. Nos bloquean la voz y nos dan su ración habitual de imbecilidades en pantalla. Claro, están en el Perú, el país que compra patrulleros chinos que China no usa, el paísito que permite que Duke Energy se apropie de la laguna de Parón y la desagüe para fines contaminantes, la republiquita que tiene que rogarle a Repsol para que nos dé parte de nuestro gas para empezar a hacer petroquímica y para que no se vaya a llevar todo a California (o a México, o a Chile, marque usted lo correcto), el paísete que hace subastas inversas de un solo postor y el que permite que pilotos forasteros y sin permiso de trabajo –procedentes del único país que nos odia– dominen su cielo manejando los aviones de la compañía que reemplazó a la empresa aérea nativa, vendida hace años, por 21 millones de dólares, a unos maleantes mexicanos que sólo pagaron catorce. Vendida por un presidente que años más tarde juraría morir peleando por el Japón, su verdadera patria. Esto último es una variante nuestra de la globalización.

Juventud Divino Tesoro

Por César Hildebrandt

La juventud es esa época en la que soñamos hacer aquello que en la vejez lamentamos no haber hecho.
Jean de la Bruyere, que escribió un montón de aforismos inútiles, acertó quizás con este: “La mayoría de los hombres emplea la primera parte de su vida en hacer desgraciada el resto de ella”.
Y ya no digamos nada de los que piensan que los jóvenes tienen derecho a todo, que la lozanía otorga todas las patentes y que amamos a las jóvenes por lo que son y a los muchachos por lo que prometen ser.

Todo esto viene al caso después de leer a esa flor de parlamentaria que es la señorita Luciana León Romero. Como se sabe, ella escribe en un diario lo que brota de su inteligencia, que es mucho y válido. Fatalmente, lo hace cada semana y no a diario, como muchos quisieran y demandan. Veamos un ejemplo de su prosa:
“¿Cuál es entonces el reto? Primero, no olvidar el pasado. Segundo, mirar con optimismo el futuro. Tercero y fundamental, aprovechar el presente.”
Así escribe esta Rosa Luxemburgo de Alfonso Ugarte.
Y añade, más filósofa que nunca:
“Hoy todos los peruanos debemos trabajar con responsabilidad, con sentido de país, unidos trabajadores, profesionales, empresarios y gobernantes”.

Con lo que a la originalidad del contenido suma la audacia de su sintaxis y esa vibración castelariana que sólo habíamos podido imaginar mirando fotos de la Pasionaria, que fue heroína de la palabra también y a su modo.

Es imposible no citarla de nuevo (citarla en el buen sentido, claro está):
“Nuestro compromiso como políticos es contribuir a dignificar la política”.

Cuando leí esa frase pensé en la mediocridad con la que antes, antes de conocer a Luciana León como prosista, me había satisfecho. ¿Por qué no la había leído antes? ¿Qué clase de infortunio me había impedido encontrarme con tanta luz?
Y la seguí devorando (en el mejor sentido, por supuesto). No salía de mi asombro.
Respondiendo a una propia pregunta (¿qué hacer?, toda leninista ella), esta cumplida promesa intelectual del aprismo del siglo XXI se contesta:
“Trabajar para hacer del Perú un país desarrollado, reto que el presidente Alan García ha planteado como meta para este periodo de gobierno”.

¿Y acaso puede haber duda de que en estos cinco años de García llegaremos a ser un país desarrollado? ¿Es posible ser escépticos si el Apra cuenta con esta juventud brillante que todo lo puede y que nos llama a la acción? ¿No dan ganas de ponernos el overol y salir a las calles cantando la marsellesa con minúsculas, pensando en el ejemplo de Agustín Mantilla?

Yo había leído a la Beauvoir con goce, a Rocío con ganas, a Sonia Luz con nostalgia, a la Yourcenar con los ojos muy abiertos, a la Bronte con impaciencia, a la Christie con cálculo, a Ricarda Huch con cierto aburrimiento, a la Sagan excitándome, a la Nin con sorpresa y a la pequeña Lulú con absoluta entrega.

¿Qué decir de Luciana León Romero?
¿Acaso que convierte a la Storni en chancleta?
¿Acaso que avergonzaría a esa otra suicida apellidada Pizarnik, la que escribió eso de “mi cuerpo mudo se abre a la delicada urgencia del rocío”?
¿Cómo describir la emoción literaria que produce leer a Lucianita?
¿Cómo agradecerle al partido de Velázquez Quesquén que nos haya (o no Haya) bendecido con esta hechura japista?
¿Cómo pedirle al altísimo (el doctor García, claro está) que haga justicia con este fruto jugoso de la intelligentza posmoderna?